Los fertilizantes son esenciales para garantizar que las plantas crezcan de manera adecuada, mejorando la calidad y rendimiento de los cultivos.
Existen diferentes tipos de fertilizantes agrícolas que proporcionan nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo y potasio (NPK). Existen multitud de tipos y formas de fertilizantes. Aquí te mostramos su clasificación según su origen, modo de aplicación, momento de aplicación, presentación y composición.
Según su origen, los fertilizantes se dividen en fertilizantes orgánicos y fertilizantes químicos.
- Fertilizantes orgánicos: como el estiércol y el compost, se caracterizan por ser sustancias naturales que proporcionan nutrientes a las plantas. Proceden de las deyecciones ganaderas o residuos. Mejoran la estructura del suelo, aportan materia orgánica y son respetuosos con el medio ambiente.
- Fertilizantes químicos: también conocidos como artificiales o sintéticos, son producidos industrialmente y destacan por su rápida absorción y efectos directos en el rendimiento del cultivo. Proceden principalmente de la minería.
Tipos de fertilizantes según modo de aplicación
El modo de aplicación de los fertilizantes es un factor determinante para su efectividad. Entre las modalidades más comunes se encuentran las siguientes:
- Fertilización en suelo o radicular: consiste en aplicar fertilizantes directamente al suelo y se utiliza ampliamente por su eficacia en la absorción de nutrientes a través de las raíces. Esta fertilización puede ser localizada o a voleo.
- Fertilización foliar: consiste en aplicar los nutrientes sobre las hojas. Es una técnica eficaz para aplicaciones rápidas de nutrientes en momentos críticos. La mayor ventaja de esta técnica es la rápida asimilación por parte de la planta de absorber los nutrientes.
- Fertiirrigación: esta técnica combina el riego y la fertilización, facilitando la distribución de nutrientes a través del agua de riego y mejorando su absorción. Permite optimizar el agua, los nutrientes y la energía.
Tipos de Fertilizantes según momento de aplicación
El momento y la época en la que se aplican los fertilizantes también es importante para conseguir buenos rendimientos en los cultivos.
- Abono de fondo: también conocido como abono en sementera, se aplica antes de la siembra para preparar el suelo con los nutrientes necesarios. Este tipo de fertilización beneficia a las raíces de las plantas desde su germinación.
- Abono de cobertera: se aplica sobre la superficie del suelo después de que el cultivo ha comenzado a crecer, proporcionando nutrientes en una etapa de mayor desarrollo.
Tipos de Abonos según su presentación
La presentación de los fertilizantes influye en su manipulación y eficacia. Los fertilizantes orgánicos como el estiércol y el compost presentan sus formas naturales. Sin embargo, los fertilizantes químicos pueden presentarse de la siguiente forma:
- Abonos en polvo: son fáciles de disolver en agua, siendo ideales para aplicaciones en fertiirrigación. Para el resto de las aplicaciones suele no usarse, ya que se pierde en su manipulación.
- Fertilizantes granulares: son partículas sólidas ente 1 y 4 mm que se aplican en la superficie del suelo y se disuelven lentamente, ofreciendo una liberación gradual de nutrientes. Uso muy cómodo en abonadoras.
- Fertilizantes macrogranulados: igual que el anterior, pero con granos de 1 a 3 cm.
- Fertilizantes líquidos: facilitan aplicaciones uniformes y permiten una rápida absorción, especialmente útiles en cultivos de ciclo corto.
Tipos de Fertilizantes según su composición
La composición de nutrientes en los fertilizantes es una clasificación basada en las proporciones de nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). Estos nutrientes, conocidos como NPK, son esenciales para el desarrollo de las plantas.
- Nitrógeno: Los fertilizantes con alto contenido de nitrógeno son preferidos para etapas de crecimiento inicial.
- Fósforo: Los de fósforo son clave en la fase de enraizamiento.
- Potasio: uso principal en la fase de floración y fructificación.
Conocer la composición permite una aplicación más precisa y adaptada a las necesidades de cada cultivo, optimizando así el rendimiento agrícola.
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